El Influencer Marketing es una industria joven. Apenas tiene unos 13 años de historia. Sus protagonistas también lo son: creadores de contenido que comenzaron sus carreras digitales en sus veintes y que hoy, en sus treintas, siguen dominando las redes sociales.
Durante esta primera etapa, el mercado ha estado liderado en gran parte por influencers de lifestyle, moda, belleza y fitness, cuya propuesta de valor se ha apoyado —en mayor o menor medida— en la juventud, el cuerpo, el look y la estética aspiracional. Pero el tiempo no se detiene.
¿Qué pasará cuando estos influencers envejezcan?
¿Seguirán siendo relevantes para las marcas? ¿Podrán sostener los ingresos que tienen hoy? ¿Tendrán una comunidad sólida que envejezca con ellos o serán reemplazados por nuevas generaciones con menos arrugas y más aspiracionales?
A diferencia de otras industrias creativas como la música, el cine o la literatura —donde es común ver carreras longevas y una evolución en el tipo de contenido y audiencia—, el Influencer Marketing aún no ha atravesado una transición generacional significativa.
Esto plantea una gran pregunta:
¿Cómo será la vida de un creador de contenido en 30 o 40 años, cuando la juventud ya no sea su principal activo y la industria haya evolucionado completamente?
La respuesta dependerá de qué tanto los creadores se preparen desde ahora. Quienes no desarrollen una propuesta de valor más profunda que mostrar su outfit o su six-pack frente al espejo, están construyendo una carrera con fecha de vencimiento.
Afortunadamente, ya hay señales de que es posible envejecer con relevancia en el mundo digital.
Estamos viendo la aparición de los “Silver Influencers”: personas mayores de 50 o 60 años que están ganando terreno en redes sociales y colaborando con grandes marcas.
¿La razón?
Su contenido se basa en autenticidad, experiencia de vida y un estilo genuino que conecta tanto con públicos mayores como con generaciones jóvenes. No pretenden ser alguien que no son. No compiten por likes desde la estética, sino desde la verdad.
Marcas como L'Oréal, Nike o H&M ya han trabajado con Silver Influencers para hablarle a audiencias más maduras o simplemente para reforzar un mensaje más inclusivo y diverso.
Este fenómeno demuestra que la edad no tiene por qué ser una amenaza. Puede ser, incluso, una ventaja competitiva si se gestiona con visión.
El futuro del influencer marketing no será solo para los jóvenes. Será para los relevantes. Y la relevancia se construye con tiempo, intención y propósito.
Así que la gran pregunta para los creadores de hoy no es si van a envejecer. Eso es inevitable. La pregunta es: ¿están construyendo una carrera que pueda envejecer con ellos?